EL ESCRITOR EN TIEMPOS DE CRISIS
de Julia Otxoa
K es escritor, su mayor deseo es que una vez que él haya muerto, los lectores futuros de sus relatos, conozcan a través de ellos como era la sociedad de sus antepasados.
Pero ocurre que el tiempo que rodea al escritor no es nada fantástico, más bien terrible, con grandes matanzas y miserias, siendo la palabra con vocación de testigo peligrosa y perseguida.
Así las cosas, K ha de hacer grandes equilibrios con su literatura para reflejar la realidad y no ponerse en el punto de mira de los que dictan silencio. Decir las cosas de un modo sutil , pero que la inmensa mayoría de la gente vea claro que lo único que trata una y otra vez con sus escritos es de acusar, desenmascarar a los culpables.
Pero tantas filigranas hace con los verbos, los adjetivos, las comas, los entrecomillados, los puntos suspensivos...que la pobre gente por más que lo intenta no le entiende absolutamente nada.
A pesar de ello, él sigue haciendo malabarismos con el lenguaje, hasta el extremo que llega un momento en que se hace un verdadero especialista en frases ilegibles, en párrafos totalmente s absurdos. En medio de todo este galimatías , un buen día de pronto, ve claro su destino de servicio a la comunidad, decide montar un circo en las afueras de la ciudad, para impartir clases sobre ‘ Literatura en tiempos de crisis’, pero es un fracaso y no acude nadie, y ha de realizar en soledad sus números de equilibrista literario ante los leones y los elefantes, las panteras, los leopardos, y las serpientes pitón.
Pero los animales no entienden por qué han de estar aburriéndose contemplando una y otra vez a aquel extraño personaje diciendo todo aquello , con lo bien que estarían paseando libres por donde quisieran. Así que hartos del equilibrista deciden hacerlo desaparecer, rompen al unísono sus jaulas y se lo comen entre todos.
Luego, salen al exterior, exultantes, recuperados, como invencibles dioses preparados para el saqueo, con la espuma roja del festín todavía sobre sus fauces. En medio del paisaje su trayectoria es única. Como caliente y acechante sombra avanzan hacia la ciudad que ahora, al caer la noche, ha comenzado a encender sus primeras luces.
© Julia Otxoa

|