TITUBEA LA LUZ DE AGOSTO POR LAS NOTICIAS DEL INVERNO
de Arturo Montfort
fotografía de Ferran Jordà
Te escribí un poema, el poema decía, la tarde se desprende, se escinde como la luz disminuida, dividida, filtrándose por las persianas. Es el tiempo, dicen, es el tiempo, falso tránsito cuyo círculo y caída no acata el nombre de los años, ni la sencilla sucesión de las cosas: al lunes le sigue el martes, al martes el miércoles y así sucesivamente. El mendigo siempre he sido yo, y no culpo al azar El dolor es más dulce cuando llueve con exhuberancia, comprendres barriendo rutinas, disolviéndose en costumbres, inercias eternizadas en ritos, riñas tontas y canciones Ruinas, corazón, noches sin día, un cigarrillo que tiembla cuando me miras desde el lado bondadoso de los elementos, agua y fuego
una hora da para amarse mucho, para decirse muchas cosas
sea horizonte o tempestad, cielo o confín del mar
la mancha de tus labios en los espejos, dibujando
tu firma, una ola persistente
Entre los sigilosos claros y arbustos del Perelló
titubea la luz de agosto por las noticias del invierno. He ahí las
horas indeterminadas que acechan, se emboscan
y no negocian
(nunca fuimos tacaños)
Traen, eso sí, recuerdos y remiendos de la ciudad en la que crecimos
ciudades mudas que renuncian, que no reclaman su ofrenda, que olvidan fácilmente,
espejos en las calles y aceras, y tus labios en ellos
y tus labios encendidos como una ola indomable
mi única pertenencia
(eran otros tiempos, dices, los paraguas negros, los grandes vuelos de las bufandas
los guantes de lana éramos niños y tomábamos leche con colacao.
Como tú ahora
Todavía no nos conocíamos era el tiempo
que jugaba bondadoso con nosotros a la gallinita ciega
y al parchís)
Escucha: soy mi miedo, soy cronopio, fama y esperanza
qué sería de mi miedo si el domador se llevara el león
qué sería de mi esperanza sin tantos recuerdos y agujeros
qué sería de mí si no llamaras al timbre
de mi puerta
y tus llaves no batallaran con la cerradura
dándome tiempo a que yo convierta mi espera
en una ráfaga de girasoles,
esas flores terminales amarillas
que llevan tanto tiempo sin crecer
en el fugaz camino de los Enamorados, allá en Puigcerdá
aquella lágrima de invierno rindiendo por tus ojos
Yo te lo diré:
En tu mirada está el brillo de una sonrisa
una adolescente mirando el fondo de una piscina
en Castelldefels, hogueras las aguas de juventud
Ya lo sé, sin nosotros
la cosecha del tiempo desarmaría los atardeceres,
los cubriría de torbellinos de ceniza
las hojas del calendario nos traicionarían. Eso es el miedo.
Lo conozco bien, tengo experiencia, antes de que la lluvia nos acompañara
con su perfil de augustos navegantes,
llamaba a todo eso, y a muchas otras cosas más, melancolía
y ahora, simplemente, titubea la luz de agosto por las noticias del invierno
Es un placer volver a tu cálida sonrisa, sin rastro de bombardeos,
después de tantos años, cuando te dije seremos amantes,
y tu me respondiste si algo va mal, seremos amigos,
cuando me dices ahora, esto es el revés
y doblamos las sábanas recién planchadas un domingo
por la tarde, mientras Borges nos acecha, invisible:
Cada tarde es un puerto, decía
y firmas tus recados con una ola en mis labios resecos
cada mañana
Y cuando el casino de la noche se inventa esta escena
tira los dados y descorre el telón de nuestros antiguos besos
y el falso croupier anuncia: el tiempo no es nada, tránsito aparente, círculo y caída,
no hay luna pero ahí tenéis estrellas, como esta noche de agosto
que titubea ante las blancas noticias del invierno
cadáveres de nieve braceando recuerdos condenados, pero también
pregonando las caricias que te debo
como si no me cansara de esperarte una vez más
este juego somos nosotros, más viejos, comprendes
terco deseo de este trotamundos sin mundo, invencible niebla de mal carácter
que después de tantos años no puede engañarte y sólo por eso dice la verdad
la verdad parece de mi lado al fin, y acepto sujuego sin rechistar
lo confieso, acepto sin pedir perdón su rumbosa magnificencia
Y sólo lo hago porque sonríe exactamente como tu
como un viajero sin equipaje navegando en el confín de la noche,
recién llegado,
como tú
©

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