Arreglo mis cosas para la gran huida
Algunos días han quedado a la zaga
De sorpresas postreras.
Yo me peino con desgana
Para mantener mi orgullo
A pesar de lo imposible.
Y todos ríen
Y todos callan
Y, alguien piensa:
¿No es verdad que
la tristeza nos añora
cuando estamos lejos?
No, no leas mi diario.
¿Qué he de hacer
para escapar del miedo
trágico, incontrolable?
¡Qué aspiración tan tonta...!
las huidas son absurdos
y mágicos sueños.
Tú: sombra mía;
Ni tan siquiera puedes despegarte de mí
Y nunca has dicho nada.
Ni una queja,
Ni un mal gesto,
Ni una lágrima,
Ni una lágrima que no fuera mía.
La dualidad de la existencia,
La tiranía de la muerte,
Apenas queda otro remedio.
Y, a pesar de estas preguntas sin respuesta,
Que son como vigías ciegos
Frente a la oscuridad,
Late mi corazón;
Solitario cautivo,
Como si fuera a hacerlo para siempre.

© Carolina Alfaro

|