Poesía, no quiero este camino
que me lleva a pisar sangre en el prado
cuando la luna dice que es rocío
y cuando mi alma jura que es espanto.
César Calvo
Los alargados ojos del tiempo
En presentes se han roto
Ya lejos en las crestas
Las hojas malas del sexo
De zombis las otras maravillas del celo
Cuando volteo y miro en mis manos
El aceite vaciado de paupérrimos velos
La parcela de un otoño soñando la abusada vida
Arcimboldo la espesa flor a llanura antigua en Vallejo
La tumba que es más vida
Enlazada la muerte más muerta de viajero ferial
De los ingentes ojos celestes del ave
Hasta Guayasamín
Llevando alforjas de chuño vacíos
Lo neutro del seno corrido
Entonces el lejano planeta sin hombres
De desiertos tan vastos
De acero rosado
El diamante que es
Como agua seriada
De chancaca las nuevas lenguas infieles
De las fiestas del chivo bañadas las lunas de negro
Cuando solo en los soles
Me he visto envestido
A lo largo de un juego escondiendo desnudos
Como ahora cuando descubro dormido
En mis ojos cuando te escucho
Encerrado el gemido
Del antro ya escollo hierático
El sueño del tiempo bebiendo
Las treinta batallas mundiales de Adán
-Lastre de cosas que en viajes ya viejos se posan-
Suspendido en el centro del centro girando
El piano del mágico abrazo marrón
Detenido
Del sueño en ausentes bisontes
Con Ximena
La tórtola atada a la advenediza América
Perversos seduciendo a la estrella más virgen
La que en vez de bajar en presente
¡Se quiere apoderar de mi cuerpo!

Salomón Valderrama Cruz

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