La idea fundamental de esta propuesta está basada en mi estancia en México, andar cerca del sacro lugar donde los Tarahumara inician cada año su peregrinación a través del desierto hasta su lugar de origen tribal (dicen que no comían sino las raíces del peyote del desértico paisaje); también en las lecturas al respecto de Antonin Artaud (de hecho, el último verso que se lee es una idea suya que considero fundamental como punto de partida para tratar el tema que a menudo me persigue: el mestizo).
En resumidas cuentas, se trata de un viaje de toda una tribu a sus orígenes en la montaña después de que la desgracia ha exterminado su civilización a orillas del mar (recuperan el viaje mítico de sus antepasados, y lo desandan). Todo esto revestido con una túnica alejandrina, mediterránea, para el trayecto.
Juan Carlos Elijas
LA TRIBU BRAMA LIBRE
presentación del libro de Juan Carlos Elijas por Juan González Soto
Con su opera prima, si lejana aún presente, Vers.o.s. atávicos (1998), Juan Carlos Elijas ya acercó al lector a la contorsión, a esa pizca de desasosiego a que conduce un poemario cargado de recursos, de viradas a babor y a estribor, de internadas en un amplio campo devastado pero ya a punto para la estercolada tras la roturación. Quedaba todo dispuesto, muy bien dispuesto, para la siembra.
Ahora llega La tribu brama libre (Tarragona: Cuadernos de la Perra Gorda, 2003). La siembra en abanico, todo cuanto daba de sí el brazo en el voleo esparcidor de semillas, ha ido ejercitándose. Y lo ha hecho difundiendo diversas partes de este poemario. Ha habido revistas: La niña Chole (Autana, San Juan de Puerto Rico), o Su éter blanco (Texturas, Vitoria). Una antología, Subida de un ángel verde (en La decisión de naufragar, Tarragona, 2001). También premios: El canto errante del colibrí (Premio Crisálida, 2000), Rumor de agua quieta (Premio Gerardo Diego, 2001), Desde su celda (Premio José Agustín Goytisolo, 2001). Difusión de los poemas de Aromas del laberinto a través de la red intergaláctica ( www.badosa.com ).
Pero no se piense que tan diversa difusión es mero recuento adoce-nante o bibliográfico. Es una prevención en que el cálculo obedecía a un propósito. El poeta pretendía o buscaba realizar una serie de catas, com-probaciones, si se prefiere. Conocer, en definitiva, cuál era la amplitud y cuáles las posibilidades del movimiento del brazo en esa siembra al vo-leo, hasta dónde llegarían las semillas, cuáles serían los frutos, la expecta-ción que provocaran.
Ahora, con la publicación de La tribu brama libre, el lector tiene ante sí la totalidad de la siembra. La puede contemplar plenamente fructificada. El poemario lo integran ocho partes. Ninguna de ellas dejará indiferente a quien se acerque a saborear los resultados.
La poesía de Juan Carlos Elijas ha sido edificada sobre un ejercicio constante de acercamiento no a una sino a varias voces, tantas como las que retumban en los diversos yoes inventados. Porque, como acertada-mente afirma Iván Díaz Sancho en el prólogo al poemario, "La continui-dad del Soho", nunca es uno el yo. (No uno sino varios yoes. No una sino varias muertes escribía Enrique Congrains en la portada de su única nove-la.) De esas diversas identidades, de esos diversos desnacimientos emer-gen versos como alas de aves, aunque tal vez prefiera seguir pensando en el abanico las semillas cuando el brazo las esparce. El lector podrá com-probar que los diversos caminos seguidos han sido culminados. Para mí queda el sabor inextinguible de El canto errante del colibrí. Y uno de sus versos capitales: En cada surco habitan los cantos seminales.

© Juan González Soto
El Argonauta, suplemento cultural de El Diario de Ávila
2 de junio de 2003

LA TRIBU BRAMA LIBRE
- La Niña Chole
Selección de siete poemas del capítulo IV
- Rumor de agua quieta
Selección de siete poemas del capítulo VI
- Presentación del libro
por Juan González Soto
- La Continuidad del Soho.
Prólogo del libro, por Iván Díaz Sancho

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