Acabo de descubrir por casualidad a George Steiner a través de su autobiografía, "Errata", y la lectura de apenas dos centenares de páginas, repletas de cultura y conocimientos, ha removido algunas de mis creencias. La primera ha sido la de mi propia ignorancia, pero luego han venido otras como la de una potente luz sobre cuestiones en las que nunca había pensado, otras de desagrado por opiniones que no comparto y sobre todo aquella sensación tan conocida que me producen autores como Le Carré, Patricia Highsmith o Umberto Eco: el placer de leer y las ganas de encontrar el momento para seguir la lectura.
Steiner es algo así como una enciclopedia dinámica en la que el saber se mezcla con la curiosidad y la duda. Yo mismo, al revisar una sucinta biografía antes de empezar a leerlo, caí en la cuenta de que era en todo muy semejante a Elias Canetti, cuya obra sí conozco y admiro. Alguien me podría señalar: sí, claro, los dos son judíos, centroeuropeos, políglotas y grandes estudiosos. Sí, efectivamente, pero desde mi punto de vista creo que lo que les hace muy iguales es que los dos son originarios de la alta burguesía, pudientes, de familia de cultura y de pensamiento liberal, un poco apátridas y fácilmente adaptables a cualquier país. Estas dos últimas características, aplicadas a finales del siglo XIX y principios del XX son evidentemente afines al hecho de ser judíos, pero ése es uno de los puntos que no comparto con Steiner, para quien el ser judío es importante. Desde luego si para él es determinante no tengo nada que decir, para mí, no lo es, como tampoco lo es ser católico o budista.
Salvada esa discrepancia encuentro en Steiner auténticas maravillas teóricas como la identificación de lenguaje, estructura mental y estructura social, como su criterio de que los profesores deben exponer los temas a sus alumnos un poco por encima de su capacidad para forzarles a aprender, como su profundo estudio de los arquetipos y los mitos de la Grecia clásica presentes en nuestro pensamiento. Descubro, entusiasmado, que el mito de Babel, Steiner lo considera una bendición, una diversificación del pensamiento al tiempo que una diversificación de lenguas.
"Errata" es una autobiografía, cierto, pero es que la biografía de Steiner no es cualquier cosa. Envidio a alguien, que, como él, ha estudiado a Homero y a Shakespeare desde los cuatro años y ha tenido tres lenguas maternas al mismo tiempo.
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