Todo el mundo tiene un héroe guardado y el mío, sin duda alguna, es John Le Carré, seudónimo de David Cornwell, el más conocido autor de novelas de espionaje.
No me atrevo a decir que es el mejor porque, inmediatamente, algún crítico no enamorado de él dirá que también existen Somerset Maugham o Graham Green. Sobre el primero creo que no hay color, es mejor Le Carré indudablemente, y sobre el segundo tengo que reconocer que "El espía", "Nuestro hombre en La Habana", "El tercer hombre" o "El americano impasible" son obras maestras.
Sin embargo, considero a Le Carré superior en cuanto a la creación de un universo propio, de "el gran juego", una suerte de realidad virtual más real que la vida misma, donde uno encuentra no sólo calidad literaria sino la explicación de cómo funciona en realidad el mundo. A ese respecto leer "El jardinero fiel" o "Singer & Singer" son muy aleccionadoras. Precisamente a raíz de esta última, penúltima de sus novelas publicadas, se ha dicho que era una suerte de autobiografía. Es cierto que "Singer & Singer" contiene toques biográficos, pero para no iniciados recomiendo "Un espía perfecto" pues, de un modo más sutil, esa es realmente la novela autobiográfica de John Le Carré.
Se da la circunstancia que cuando se publicó, en 1986, Le Carré seguía negando reiteradamente que hubiera pertenecido nunca a los Servicios Secretos británicos y por tanto no tenía sentido hablar de autobiografía, pero en una entrevista concedida a un periódico norteamericano en 1991, Le Carré confesó por fin lo que sólo era una sospecha que, efectivamente, había trabajado toda su vida para el MI6, el servicio de espionaje exterior de Su Majestad. Y la historia contenida en "Un espía perfecto" es, salvo algún detalle, la suya propia.
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